miércoles, 4 de julio de 2012

Soñarla... Desearla...


Óyeme... ¡Despiértate! Tanto me deseaste, aquí estoy y tú estás dormido, volando entre las nubes de tus sueños... Deja de buscar, que allá no me encontrarás. Soy yo, sí. Lo creas o no, me has encontrado. Yo soy, en serio. Soy quien tanto estuviste buscando. Mírame. Observame bien. Recorreme de pies a cabeza con tu mirada. Sí. ¿Ya te diste cuenta? Soy yo, la mujer perfecta. Soy aquella con la que tanto soñaste, y me anhelaste por noches y noches sin saber que algún día me hallarías, ni conocerías mi nombre, ni mucho menos comprobarías mi existencia. Sí, lo sé, es difícil de aceptar que estoy haciendo, finalmente, acto de presencia.
Tal y cual tú me imaginabas. Así soy.
Mírame bien. Así de largas, suaves y lisas son las piernas de mujer con las que tanto soñabas despierto. Pues son mías. Y también tuyas. Son estas las caderas que imaginabas moverse sensualmente en compañía de la brisa desértica. Es el mío aquel cuerpo escultural que imaginabas, como el de una perfecta musa griega. Acércate más a mí y mira bien mi cara. ¿No es este el bello rostro femenino que tanto deseabas? Aquel que imaginaste como hecho de porcelana blanca, pero tan suave como la más fina seda china antigua. Mis ojos son aquello mismo que veías cuando suspirabas observando los destellos del cielo nocturno. Sí, también son mis labios los que poseen ese dulce sabor con el que tanto soñaste deleitarte.
Soy yo la que goza de tus mismos gustos. Comparto tus mismas ideas. Nuestras ideologías son similares. También soy la única que sabe dónde tocar, dónde besar y dónde acariciar para que reboces de gozo inmediato. Conozco todos tus secretos. No conseguirás sorpresas de mí, ya que soy todo tal y cual lo deseabas. Mira mi cabello, tan suave, sedoso, libre y largo hasta las caderas, como siempre consideraste tan provocador.
Soy yo quien te complace, quien te da todos los gustos. Sí, mis manos son las que te acarician y rizan tu cabello cuando estás allá, en el otro mundo, libre y volando entre las nubes de tus sueños, buscándome y sin encontrarme. Tus manos recorren ansiosas mi piel. Veo tus nervios al conocerme, pero no te asustes. No soy nada del inframundo. No soy mala. 
Soy todo lo que quieres. Pero por desgracia, no soy todo lo que necesitas. Tú deseaste a una mujer como yo, y aquí la tienes. Pero no te serviré de nada.
Al ser sólo lo que tú querías, no hay nada en mí que te complemente. Deseaste y obtuviste. Por desgracia, lo que uno pide, no siempre le sirve de algo. Yo no te seré útil, no afectaré en ti, y sólo estaré aquí para ser contemplada y admirada, tal y como un trofeo. Soy inservible si de mí no puedes aprender ni obtener nada nuevo... Nada fuera de lo que tú ya querías. 
Aunque tal vez eso no te importe. Eso me preocupa. No te afectará por ahora, pero sí más tarde. 
Creo que deberías haber dejado que el destino te haga enamorarte de una mujer que tenga las cualidades que tú no tienes. De esa manera funcionarían como uno. Tú la completarías a ella, y ella te completaría a ti. Pero como sólo querías una mujer que fuera lo que tú considerabas "perfecta para ti", aquí estoy yo. 
Aunque pareces no escuchar mis advertencias. Mírate, con los ojos desorbitados, todavía perdidos en el recorrido de mi cuerpo. Sé que te has enamorado tan pronto me viste. Sé que estás ahora sordo ante cualquier palabra que intente evitar que estés conmigo.
Pero discúlpame, cielo, en verdad lamento con toda inexistente alma confesarte, porque así el Gran Señor lo manda, que yo no soy más que un producto de tu imaginación. Soy un aviso, una advertencia. 
Deja de buscar a la mujer perfecta. A tu mujer perfecta. Ella llegará sola y no será nada que tú en algún momento hayas deseado. Será tu complemento y será todo lo que necesitas. No sé si lo que quieres, pero sí lo que necesitas, sí lo que te hará bien y sí lo que te cambiará la vida para bien.
No llores, corazón, que él siempre llega. A todos. El señor Amor no abandona a nadie y se planta en el corazón de cada ser, al menos una vez en la vida de este.
A ti te tocará, te lo aseguro. No importa la edad, ya que muchas personas han conocido el amor verdadero a sus doce, trece, catorce años... Sí, te parecerán niños, pero muchos han encontrado el amor.
No te preocupes más por ello. No busques. Continúa tu vida y vívela, que es corta, y en ella hay mucho que lograr.

Y recuerda:

Ella llegará por su propia cuenta...


Sabrina A. Jackson Gallagher

No hay comentarios:

Publicar un comentario