sábado, 25 de febrero de 2012

El sabio calla



(Déjenme dejar en claro, que nada de esto es comprobado, ni existen conceptos claros, ni ningún tipo de seguridad en lo que aquí se lea. Sólo son opiniones de la autora, mi persona, Sabrina A. Jackson Gallagher. Les aconsejo que no me hagan del todo caso, ni que se tomen muy a pecho los datos que aquí se aportan, ya que sólo son opiniones. Eso es sólo lo que yo pienso y nada más. No es nada a lo que tengan que prestar toda su atención y adaptarse a una vida basada en estas ideas. De hecho, les aconsejo que si quieren hacer algo con esta información, sólo sea una guía, o una MUY pequeña base, para que ustedes sólos, saquen sus propias conclusiones.)

...

Respecto a mi anterior nota, pido disculpas a los lectores y cibernautas que leyeron "Mientras la ignorancia se apodera del mundo" (http://bit.ly/zODjKE), ya sean cristianos, católicos, evangélicos, judíos, ateos, agnósticos, testigos de jehová, o cualquier religión a la que pertenezcan.

Como dice el título, el sabio calla. En la nota anterior, quise ponerme en el puesto de sabia creando escándalo a través de mis redes sociales, blog, etc.  Insulté, di PÉSIMOS argumentos, no utilicé la cabeza, y por si fuera poco, me sentí orgullosa al haberlo publicado.

Pido mis más sinceras disculpas.

Para quienes me conocen y me leen seguido, saben que siendo una persona tan dura, no llegué a la conclusión de disculparme ante todos sin haber razonado al menos una hora o haber tenido alguna experiencia valiosa que me haya echo reconsiderar mis opiniones.
Los que lo sabían, maravilloso, los felicito. Y los que no lo sabían, pues ahora ya lo saben.

(Aquí voy a contar una experiencia. Todo en referencia a ella, está escrito en rojo. Por lo tanto, si no quieren leerla, pasen hasta abajo donde acaban las letras rojas)

Hoy, al igual que siempre que tengo oportunidad, fui a la biblioteca de la escuela a sentarme a leer y por qué no, a charlar con un par de profesores; mi profesor de castellano y el bibliotecario. Yo no estaba de humor. Se me había faltado el respeto hace rato y ese tipo de cosas me irritan bastante. 
El profesor de castellano fue a buscar a unos niños de 4to grado y el bibliotecario, además profesor de computación en primaria, había salido a buscar unos papeles. Me quedé sola.
Minutos después, el profesor había vuelto con los niños para darles la clase de poesía. Todos tomaron asiento, escribieron sus poemas y mientras tanto, yo me había sentado atrás, en el piso, en un lugar donde nadie me veía. Leí unos minutos y luego volví a salir, acercándome a la puerta con intención de irme. El profesor me dijo que no me fuera. Me quedé y me puse a caminar cerca de los niños, escuchando lo que decían. Me llamaron la atención...
Yo había mencionado una vez acerca de mi religión. El ateísmo no estaba bien visto entre estas personas. Pero ese comentario, hasta donde yo pensé que sabía, no había salido de las cuatro paredes de ese salón de clase. 
Al poco tiempo, todos me llamaban atea o argentina. Hasta gente de la cual no tenía idea de su existencia se acercaba a preguntarme si creía en Dios, y escuchando mi respuesta negativa, también pedían un por qué.
Los niños, que jamás había visto, me llamaron y me preguntaron si yo creía en Dios, al igual que tantos otros hicieron. Yo y mi mal humor, sólo respondimos negando con la cabeza y un intento de mirada simpática. 
Inmediatamente saltó otro niño preguntando que si entonces era atea. Afirmé con la cabeza. Un niño asombrado me dijo "¿Pero no te da miedo?".
Yo me asombré mucho más que cualquiera de ellos, y creo que si mi hermano Juan José (17 años) hubiera estado allí, hubiera estallado en risa; y si mi amigo Gerardo (19 años) estuviera también, hubiera salido de la biblioteca con la mirada completamente inexpresiva.
Quise dar mi idea. Me senté con ellos. Preguntaban asombrados y yo respondía con naturalidad. Entre explicación y explicación, más y más niños se acercaban a oírme platicar sobre ciencias, genios, religiones, homofobia, y hasta de mi experiencia con un ángel. Llegamos a ser yo y más de 15 niños en un pequeño rincón de la biblioteca compartiendo ideas.
Entre todos ellos, sólo uno logró hacer que se me humedezcan los ojos. Un niñito de la piel blanca, cuya cara parecía la de un angelito, el pelo rubio que le caía sobre los ojos, con la voz dulce, que demostró tener el mismo tipo de inteligencia que yo. Él sí creía en Dios, pero no dejaba de aclarar que respetaba mucho a la gente que no lo hacía. Cada quién dio su opinión, su teoría, concordamos en que "no se puede cambiar la ideología de un creyente, ya que sus ideas no se basan en teorías científicas, ni pruebas, sino en una necesidad de creer". (Dicho por el científico Carl Sagan).
Incluso la niñita más agresiva y creyente se sentó a escuchar asombrada y tolerante. Todos dijimos en qué creíamos que tiene razón y en qué no la religión católica, y en qué tiene razón y en qué se equivoca el ateísmo. 
Lo que me dejó atontada de la situación, fue la inteligencia del niño, Fran, que calmó a sus compañeros sin agresión, bromeando y muy atento a todo y a todos. Tenía las ideas muy claras y la mente abierta. También me asombró que los niños suelen ser a veces mucho más tolerantes, interesantes, respetuosos y atentos de lo que pueda llegar a ser un viejo, adulto o adolescente.
No sólo aprendí de la personalidad de los niños. Aprendí que no todos los religiosos y creyentes son como mis padres. Y por sobre ello, también, junto con Fran y los niños de 4to, logré encontrarme con mi mente. Volví a razonar, aprendí de mi propia cabeza sin necesidad de libros ni textos infinitos. No todo creyente es homofobico. No todo creyente es intolerante. No todo creyente es estúpido. No todo creyente es agresivo ni quiere ponerse por encima de las demás religiones.
Entendí que Dios y la iglesia no son lo mismo. Dios es el creador, protector, la vida, el amor. La iglesia trata de las "leyes" de la biblia y cómo quieren que vivamos, porque "así lo manda Dios" (su Dios).

¿Y si lo hacemos más extenso? - Voy a hacer mi pregunta. Ateos, católicos, cristianos, agnósticos y de más. Quiero que todos y cada uno de ustedes respondan a la siguiente pregunta, con respuestas lógicas, inteligentes, con sentido, bien pensadas y bien expresadas, o esto no tendrá sentido alguno.

¿Qué es Dios?

Hay una INFINIDAD de respuestas, pero la mayoría son ilógicas.

Ateos... ¿Qué es Dios como para que no crean en él?
Católicos... ¿Qué es Dios y con qué justificación lógica creen en él?
Agnósticos... ¿Qué es Dios y por qué dudan de la existencia de ello?

Un creyente de Dios y la iglesia puede que responda que "lo es todo". Que él nos creó, nos dio la vida, nos las puede quitar cuando nos solicite en "el cielo", nos está viendo permanentemente, que nos ama, nos escucha, nos protege y nos ayuda.

Un ateo seguramente, sin fijarse en los milagros de la vida, comenzaría a hablar de teorías científicas, de grandes mentes, estudios, etc. Pero el ateo NUNCA va a preguntarse qué hizo posible todo eso. Estudios, descubrimientos, logros científicos, los acontecimientos sucedidos... ¿Qué hizo que todo eso pasara? ¿Por qué pasó? 

Un agnóstico hablaría casi como un ateo, con la diferencia de que sus interrogantes no tienen límite, a pesar de que algunos contradigan a otros, y tengan que reconsiderar muchas respuestas. El agnóstico, además nunca descarta posibilidades. Examina todo con cuidado y busca la razón de todo. En eso, el ateo y el agnóstico son parecidos.

Sin embargo, esta no es respuesta.
Yo, personalmente, considero Dios a aquella fuerza que hizo posible la aparición de la existencia, y a la misma que hasta ahora mueve el mundo. No siempre encuentro respuesta a mis incógnitas. A pesar de todo, el pasar a decir que Dios es un ser superior, inteligente, poderoso, omnipresente, extra potente, etc, me parece de ignorantes. ¿El por qué? Desconocido hasta el momento.
Esa idea de Dios la tengo sola y únicamente porque no encuentro todas las respuestas que quisiera, muchas de las cuales se refieren a los inicios de todo.

Para poder decir "No creo en Dios", o "Yo amo a Dios", hay que tener una idea completamente clara de qué es Dios. Sin embargo, no hay una idea clara ya que la humanidad ha extendido y ampliado tantas ideologías acerca del asunto, que hoy en día son muy variadas las opiniones de la humanidad, ya que todas se basaron en esas ideas de mentes pensadoras que sacaban ideas distintas a la luz.
Tal vez  ese sea el motivo de que yo no me sienta perteneciente a ninguna religión. Para cada religión, todos tienen una idea distinta de lo que es Dios en su totalidad, y yo no me adapto a ninguna de las ideas, ni tampoco puedo asociarles el sentido a todas esas ideas completamente distintas, considerando que son de una misma religión.
Personalmente, creo que Dios y las múltiples religiones han producido más dudas de lo que otorgó respuestas. Ha provocado más conflictos que paz. Ha generado más odio que amor. Ha marcado más diferencias que igualdad, y ha separado a más pueblos de los que unió.

Además de esto, lo veo como algo que si se hubiera manejado correctamente desde un principio (ahora ya no se puede, ya que muchas personas viven de la religión), esta sería una cosa total y completamente innecesaria y de echo, tal vez viviríamos mejor, sin esta clase de dudas y preocupaciones. Inclusive puede que hubiera más unión.

Aunque algo sí tengo que admitir... 

Hablar de religión, me dio muchas ventajas. Sin religión en el mundo, dudo mucho que yo pudiera haber llegado a tantas conclusiones e ideas. Además, hablar públicamente de esto, me trajo muchos amigos que compartían ideas similares a las mías (aunque nunca iguales).
Volviendo al tema central de todo esto, si no tienes una idea clara de qué es Dios, NO puedes darte el lujo de determinar si crees, dudas, o no crees en él, ya que no puedes decir que crees en algo que no sabes qué es, y así no saber en qué estás creyendo.
Como dije antes, esas ideas no se adaptan a mí, por lo tanto yo no me involucro en eso.

Yo durante un año masomenos, también pensé como atea. Pero era muy terca, muy orgullosa, defendía con uñas y dientes mis opiniones a pesar de que otras tengan más razón que las mías. Hasta que amplié mis razonamientos y me fui preguntando cada vez más, y ni el mismo ateísmo podía callar mis dudas. Yo soy alguien que no funciona por reglas. Eso de "Esto es así porque sí", a mí no me va. Yo necesito saber sí o sí el por qué de todo.

Háganlo ustedes también. No se encierren en teorías científicas que no son capaces de explicar absolutamente todo (sí se acerca, pero no puede explicarlo todo. Nisiquiera la mitad de todo).

Finalmente aclaro que no creo en la existencia de algún Dios. Pero todo aquello que me planteo y no me sé responder, se lo sumo a la creencia de alguna clase de energía, suerte o fuerza a la que podría decirse que considero Dios.

Yo, Sabrina A. Jackson...

No creo en el Dios de la iglesia. No creo en el Dios homofobico. No creo en el Dios que pronunció diez pecados que si cometías, te quemarías en el infierno. No creo en el "Dios que castigó a Eva" expulsándola del paraíso. No creo en el Dios que castiga. No creo en el diablo. No creo en las palabras de la biblia. No creo en el fin del mundo. No creo en el cielo. No creo en el infierno. No creo en recompensas después de la muerte. No creo en fantasmas. No creo en amigos imaginarios. No creo en el catolicismo. No creo en el cristianismo. No creo en el agnosticismo. No creo en el ateísmo. No creo en Dios.


¿Mi edad? 14 años.
¿Mi nombre? Sólo llámenme Sabrina.
¿Qué soy? Artista. 
¿Mi meta? El cielo.
¿Mi límite? La muerte.



Muchas gracias por leer el artículo. Les deseo paz.

Atte; Sabrina A. Jackson